Biografía

Mi Cáceres

Escribirle al aire para no tener respuesta,
soplarle al viento con sentimiento puro
cuando este te responde con huracanes.

Javier Romo.
Ese loco bohemio que soñaba con escribir y consiguió realizar su sueño

Javier Romo. Qué podemos decir de él que no hayamos dicho ya. Tiempo atrás, cuando decidió por primera vez plasmar sobre el papel esa vocación de Bécquer alimentada en la intimidad durante años, lo calificamos como un culo inquieto con denominación de origen cacereña que había decidido echar raíces en el sur de la Península Ibérica. Pues bien, después de muchas vueltas a lo largo del territorio nacional y parte del extranjero, cual hijo pródigo, decidió retornar a la Cáceres que le vio nacer y crecer, y que ahora le vuelve a tener por aquel vástago que se cansó de ejercer de embajador de aquellas preciosas tierras extremeñas para regresar al día a día.

De Sevilla, a Cáceres; del Cajasol Baloncesto Sevilla, al Cáceres Patrimonio de la Humanidad; y de Planeta Deporte, a Básket Pasión. Para seguir alimentando esa doble faceta que llevará de por vida y que combina el deporte que, espiritualmente, le da de comer, el baloncesto, con la comunicación periodística, siempre altruista y con la libertad por bandera.

Esta es su vida, y así será, que decía la canción de Hombres G. Una vida, la suya, que se complementa con aquella otra lírica pasión oculta al público durante años, mostrada a través de su primer poemario, 365 cuando el amor es amor. Pero, a diferencia de aquella conocida letra orquestada por la mente de David Summers, él sí que puede luchar más. Y lo hace. Porque, como bien dice el refrán, si no quieres caldo, dos tazas. Y la segunda es esta nueva recopilación de pensamientos, experiencias, emociones… una obra en la que, si es que fuese posible hacerlo, Javier se desnuda todavía más si cabe, mostrándonos un poquito más ese interior suyo que nos emocionara con su primera obra editada.

Antaño también decíamos que, con 365 cuando el amor es amor, Javier salía de su zona de confort; ahora, con Amor: una moneda de cara y cruz, creo que no podemos afirmar lo mismo. O no tanto. Porque si bien cada verso, cada línea siempre supondrá un desafío emocional, parece que nuestro hombre cada vez se siente más cómodo emulando, con rimas o sin ellas, a la leyenda que nació y que descansa en la tierra sevillana que le acogió tiempo ha. Un Javier «becquerizado» de nuevo… que «amenaza», tengo la sensación, con perdurar infinita e indeterminadamente dentro de su propia existencia. El tiempo lo dirá.

Por Víctor Sánchez Díaz